20/01/2017

El flamante mandatario aseguró que la nación que lo eligió como presidente está por sobre todos los intereses. "Estamos transfiriendo el poder desde Washington D.C y devolviéndoselo a ustedes”, aseguró el magnate tras la jura en su primer discurso.


Donald Trump juró el viernes como presidente de Estados Unidos, asumiendo el control de una nación polarizada a la que prometió poner por encima de todo en cada decisión que tome para beneficiar a sus ciudadanos frente a las dinámicas de la economía global.


"América primero”, enfatizó en su discurso luego de jurar como cuadragésimo quinto presidente del país norteamericano.


Al mismo tiempo que se registraban varias protestas en Washington, Trump levantó su mano derecha y posó la izquierda sobre una Biblia usada por Abraham Lincoln, repitiendo el juramento de 35 palabras ante el presidente de la Corte Suprema de Justicia, John Roberts.


Al lado de Trump estaba su esposa, Melania, y otros miembros de su familia. Luego pronunció su discurso inaugural de unos 20 minutos.


"Este momento les pertenece a ustedes”, dijo al hacer énfasis en que sus políticas estarán dirigidas a ayudar a las familias de clase media, a mejorar las fuerzas armadas estadounidenses y al reforzamiento de las fronteras. "Estamos transfiriendo el poder desde Washington D.C y devolviéndoselo a ustedes”, agregó.


El traspaso de mando de un presidente demócrata a uno republicano tuvo lugar en el lado occidental del Capitolio ante ex presidentes, dignatarios y miles de personas congregadas en la Explanada Nacional.


Trump selló su asunción con un desfile gris, con poca gente y abucheos


Sin dudas no fue el desfile presidencial masivo e imponente con el que soñó cuando ganó las elecciones. El evento, que supo producir postales para el recuerdo en otros años, estuvo marcado por un día gris, frío y con llovizna, por un público que ocupaba apenas los laterales inmediatos de la calle y por una importante protesta que se impuso varias veces con sus abucheos.


Tradicionalmente el desfile presidencial es el momento en que el nuevo mandatario de Estados Unidos saluda cara a cara al pueblo después de jurar en el cargo dentro del Capitolio en una ceremonia reservada para pocos. Por eso, las entradas son gratuitas y se sortean con mucho tiempo de anticipación; la idea es que cualquiera pueda participar y saludar al flamante jefe del gobierno.


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En el pasado, hubo desfiles que tradujeron la emoción de millones de ciudadanos y otros que pasaron más desapercibidos. Pero es difícil recordar un desfile presidencial reciente que haya combinado una participación tan baja y una protesta masiva que imponga el sonido de abucheos y denuncias durante el paso del nuevo mandatario y su familia.


El desfile comenzó con una serie de bandas militares. Trump, su esposa Melania, el vicepresidente, Mike Pence, y su esposa Karen, presenciaron esa primera parte desde las escalinatas del Capitolio y luego se subieron a dos autos blindados para emprender ellos también el camino hasta la Casa Blanca, el futuro hogar y oficina del magnate republicano.


En un momento del trayecto, Trump, Melania y su hijo Barron se bajaron del vehículo y caminaron unos metros saludando a la gente que los celebraba desde una serie de gradas que recorría casi todo la vía hasta la Casa Blanca.


Trump eligió cuidadosamente el lugar para bajarse, lo hizo lejos del imponente edificio del Archivo Federal de Estados Unidos y la plazoleta del Memorial de la Marina, donde estaba concentrada la única protesta permitida en la zona del desfile.


Desde temprano, cientos de fervientes detractores del flamante presidente se armaron de paciencia y ocuparon un lugar en una cola interminable y lenta. El objetivo era entrar por uno de los pocos puestos de control que no pedía entradas especiales y que permitía un acceso, aunque limitado, a la zona del desfile.


"Estamos acá para inaugurar la resistencia", anunció micrófono en mano uno de los organizadores de la protesta, a la vera de la ruta del desfile. Acto seguido puso la banda de sonido de las protestas de este fin de semana en Washington: Fuck Donald Trump, de los raperos negros YP y Nipsey Hussle.


Casi instintivamente, Rachel empezó a saltar con el puño en alto al ritmo del estribillo que repite el título de la canción.
Tiene 20 años, es afroestadounidense, está haciendo una Licenciatura en Estudios de Género y sobre las Mujeres y es oriunda de Chicago, la cuna política del ya ex presidente Barack Obama.


"A veces después de dar unos pasos para adelante, damos mil para atrás", se lamentó la joven, que advirtió que desde la victoria electoral de Trump, los comentarios racistas y agresivos en la calle han aumentado.


"Sólo tener una remera del movimiento Black Lives Matter (Las vidas de los negros importan) es razón para que te miren mal o te insulten", aseguró en diálogo con Télam.


Al avanzar la jornada, la tensión entre los simpatizantes de Trump que llegaron entusiasmados a Washington para celebrar su asunción y los manifestantes que viajaron del todo el país sólo para protestar desde el día uno del mandato del flamante presidente republicano fue creciendo.


Las amabilidades, la diplomacia y la convivencia correcta fueron desgastándose gradualmente hasta que, al caer la tarde, en el desfile, las horas de roces y la acumulación de reacciones reprimidas se tradujeron en peleas a los gritos y en varios encontronazos que casi terminan a las piñas.


"El país está dividido porque ellos, los liberales, los demócratas hicieron una campaña del odio. Nos llamaron deplorables y ahora nos siguen gritando", se quejó Joe de Pensilvania.


El hombre supera los 60 años y decidió hacer este viaje por primera vez con su esposa y con parejas amigas de la misma edad.


Alrededor suyo un grupo de jóvenes les muestran carteles que rezan "Esto no es normal", "Oligarca ignorante", "Resistir" y "Hillary ganó el voto popular", al mismo tiempo que gritan una y otra vez la consigna "A la mierda con el muro".


En medio de ese clima de confrontación, varios simpatizantes de Trump se acercaron a los policías y al servicio secreto que vigila de cerca la protesta y el desfile en general y les pidieron que "hagan algo". Con tono marcial, los agentes repitieron una y otra vez: "Están ejerciendo la primera enmienda, su derecho a la libertad de expresión".


Otros Trumpsters, como se bautizaron los propios simpatizantes del flamante presidencial, eligieron desafiar directamente la templanza de los manifestantes.


"¡Perdedores! Su presidente negro ya se tomó un avión y se fue, vayan a llorar a otro lado", gritó un veterano motoquero y desató una catarata de insultos entre un grupo de detractores del nuevo gobierno.


Las discusiones políticas, los concursos de gritos descontrolados y las peleas que terminaban nariz con nariz y al borde de los golpes se repitieron cada dos o tres metros. Sin embargo, la moderación siempre se impuso y la tensión se disolvió, sólo para volver a formarse unos pasos más adelante o al costado unos minutos después.


La olla de presión, que se alimentó de un año electoral viciado por una inusitada virulencia verbal, parece estar emitiendo unas primeras micro explosiones, por ahora controladas.


Mañana será la Marcha de Mujeres en Washington, una convocatoria que aspira a reunir a todos los sectores políticos y sociales que se oponen a Trump y, una vez más, la capital de Estados Unidos será copada por la crispación y la tensión de un país cada vez más dividido.


El Papa le pide a Trump ocuparse de "los necesitados"


El papa Francisco deseó al presidente estadounidense Donald Trump "sabiduría y fuerza" para su labor y le pidió que se preocupe "por los necesitados que se paran delante de nuestra puerta".


"Le deseo mis cordiales buenos deseos y la seguridad de mis oraciones para que el todopoderoso Dios le conceda sabiduría y fuerza en el ejercicio de su alta labor", señaló el Pontífice en un telegrama de su saludo enviado esta tarde con motivo de la asunción de Trump como 45 Presidente de Estados Unidos que divulgó el Vaticano a periodistas acreditados.


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"En un tiempo en el que nuestra familia humana está acosada por unas graves crisis humanitarias que piden respuestas políticas de larga vista y unidas, rezo para que sus decisiones estén guiadas por los ricos valores espirituales y éticos que moldearon la historia del pueblo americano y el compromiso de su nación para el progreso de la dignidad humana y la libertad en todo el mundo", agregó Francisco.


"Bajo su liderazgo, la estatura de América puede continuar siendo medida sobre todo por su preocupación por los pobres, los descartados y aquellos necesitados que, como Lázaro, se paran delante de nuestra puerta", agregó Jorge Bergoglio, en momentos en los que se debate la política migratoria que puede adoptar Estados Unidos con la nueva administración.


"Con estos sentimientos, le pido al Señor que le conceda a usted y su familia, y a todo el amado pueblo americano, sus bendiciones de paz, concordia y toda prosperidad material y espiritual", se despidió el Pontífice.


 



Fuente: Reuters - Télam

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