Cole Palmer fue la gran figura, con un doblete y una asistencia que terminó en un golazo de Joao Pedro.
Chelsea de Inglaterra, que tiene como una de sus figuras al argentino Enzo Fernández, dio la gran sorpresa al golear 3-0 al París Saint-Germain para quedarse con el título en el Mundial de Clubes.
La gran figura del encuentro fue el mediocampista ofensivo inglés Cole Palmer, quien anotó un doblete y asistió al brasilero Joao Pedro para el tercero.
El encuentro comenzó parejo, con situaciones para ambos equipos. Incluso parecía que el PSG se llevaría por delante al Chelsea, ya que comenzó a acercarse al arco rival cada vez con más claridad.
Sin embargo, el Chelsea golpeó primero a los 21 minutos de juego, cuando Palmer definió rasante contra el palo derecho del arco defendido por el arquero italiano Gianluigi Donnarumma, quien no pudo hacer nada para evitar el gol.
Fue el mismo Palmer el encargado de estirar la ventaja a la media hora de juego, con una definición prácticamente idéntica a la del primer gol.
El golpe de nocaut llegó a los 42 minutos del primer tiempo, cuando el Chelsea estampó el 3-0 definitivo a través de Joao Pedro, quien definió picándosela con muchísima categoría a Donnarumma tras un gran pase filtrado de Palmer.
El segundo tiempo fue prácticamente un trámite para el Chelsea, que se dedicó a cuidar el resultado aunque de todas maneras tuvo algunas situaciones para que el resultado sea aún más abultado.
Sobre el final del partido, el mediocampista portugués del PSG Joao Neves fue expulsado por tirarle del pelo al español Marc Cucurella.
El Chelsea, que es dirigido por el italiano Enzo Maresca y que en la previa no aparecía como el candidato en esta final, encontró la clave para la victoria gracias a una presión constante que sirvió para anular todas las líneas del PSG, que venía de ganar el triplete en la última temporada y arrasando en todas las competiciones.
SÍNTESIS
PSG: Gianluigi Donnarumma; Nuno Mnedes, Beraldo, Marquinhos, Achraf Hakimi; Fabián Ruiz, Vitinha, Joao Neves; Khvicha Kvaratskhelia, Ousmane Dembélé y Désiré Doué. DT: Luis Enrique.
Chelsea: Robert Sánchez; Marc Cucurella, Levi Colwill, Trevo Chalobah, Malo Gusto; Enzo Fernández, Moisés Caicedo, Reece James; Pedro Neto, Joao Pedro y Cole Palmer. DT: Enzo Maresca.
Goles en el primer tiempo: 21m. y 29m. Cole Palmer (C) y 42m. Joao Pedro (C).
Expulsado en el segundo tiempo: 40m. Joao Neves (P).
Cambios en el segundo tiempo: 13m. Bradley Barcolá por Khvicha Kvaratskhelia (P), 16m. Andrey Santos por Enzo Fernández (C), 22m. Liam Delap por Joao Pedro (C), 28m. Goncalo Ramos por Achraf Hakimi, Warren Zaire-Emery por Fabrián Ruiz y Senny Mayulu por Désiré Doué (P), 33m. Kiernan Dewsbury-Hall por Reece James y Christopher Nkunku por Pedro Neto (C).
Estadio: MetLife Stadium (New Jersey)
Árbitro: Alireza Faghani (Aus)
Luis Enrique cruzó la línea: el técnico del PSG agredió a un rival tras perder la final
El español golpeó a un rival luego de perder por 3 a 0. Una reacción lamentable que mancha su carrera y opaca el fútbol de su equipo.
En una final que ya estaba definida dentro del campo, Luis Enrique escribió un capítulo bochornoso fuera de él. El técnico del PSG, reconocido por su estilo audaz y la construcción de un equipo que llegó a lo más alto de Europa, no supo perder: luego del 3-0 que le propinó Chelsea en la final del Mundial de Clubes, el español le dio un manotazo en la cara a Joao Pedro, uno de los autores del triunfo inglés.
El hecho fue tan violento como innecesario, y dejó en evidencia que el conductor del equipo francés no estuvo a la altura de las circunstancias. Porque perder una final duele, sí. Pero reaccionar así no solo lo aleja de cualquier justificación, sino que lo retrotrae a un lugar incompatible con el liderazgo que exige el deporte de elite.
Luis Enrique había ganado respeto por su capacidad de armar un PSG total, con variantes tácticas, intensidad y una propuesta ambiciosa. Su equipo enamoró a Europa en la Champions y merecía otra imagen en el cierre del torneo. Pero su accionar —captado por las cámaras y repudiado por propios y extraños— borró en un segundo meses de trabajo y prestigio.
Hay derrotas que enseñan. Pero también están las que desnudan actitudes, las que evidencian la falta de temple. El entrenador que suele brillar con el micrófono en mano y la táctica en la libreta, ahora deberá encontrar las palabras para reconstruir su imagen. Porque en el fútbol también se aprende a perder. Y Luis Enrique, esta vez, falló la lección más básica.
Fuiente: NA