18/05/2022

Se trata de un grupo de patologías que incluyen a la Enfermedad de Crohn, Colitis Ulcerosa y Colitis Indeterminada y que pueden presentar una variedad de síntomas,


Las Enfermedades Inflamatorias Intestinales (EII) son un grupo de patologías que incluyen a la Enfermedad de Crohn, Colitis Ulcerosa y Colitis Indeterminada y un aspecto clave es realizar un diagnóstico temprano y que haya una mayor adherencia a los tratamientos.


Las citadas enfermedades pueden presentar una gran variedad de síntomas como diarrea, pérdida de peso, cansancio, fiebre o febrícula, sangrado rectal, dolor abdominal, obstrucción intestinal y fístulas. Muchas veces se pueden confundir estos cuadros con otras patologías como el síndrome del intestino irritable o la llamada gastritis, lo cual retrasa el diagnóstico hasta en 7 años.


En el marco del Día Mundial de las EII, los especialistas subrayan la importancia de realizar la consulta oportuna y de efectuar los estudios correspondientes, como una ileocolonoscopia, entre otros, para confirmar esta enfermedad que afecta en su conjunto a entre 40 y 70 individuos de cada 100 mil personas, mientras que destacan la importancia de promover y practicar una buena adherencia a los tratamientos.


«Cuando hablamos de EII nos referimos a un grupo de trastornos de causa desconocida que afecta al tubo digestivo en diferentes partes. Los síntomas más frecuentes son diarrea, a veces con sangre, dolor abdominal, pérdida de peso y en los niños un retardo en el crecimiento», señaló el Dr. Martín Ariel Toro, integrante del Grupo Argentino de Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa (GADECCU).


Toro, quien además es coordinador del Grupo de trabajo de Enfermedades Inflamatorias Intestinales de HIGEA (Mendoza), añadió en diálogo con la prensa: «Más de la mitad de la población por lo menos una vez al mes tiene algún síntoma digestivo, con lo cual, al ser síntomas tan frecuentes se confunde este tipo de enfermedades con afectaciones más benignas como por ejemplo el síndrome de intestino irritable o la dispepsia funcional que es lo que la gente conoce como gastritis. Así, pasa mucho tiempo, en promedio, de acuerdo a algunos estudios, unos 7 años, hasta llegar al diagnóstico, tiempo en el cual se podría haber evitado el daño crónico».


Dentro de las EII, la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn son las más frecuentes y la primera afecta al intestino grueso desde su porción más inferior, y se extiende en forma continua en longitud variable. En tanto, la enfermedad de Crohn puede comprender porciones del intestino delgado, colon y en algunas ocasiones otras partes del tubo digestivo, con la posibilidad de que haya zonas sanas intercaladas.


Actualmente, se trabaja en el país en la obtención de datos para establecer la prevalencia de estas enfermedades, es decir, la frecuencia de estas patologías entre pacientes diagnosticados recientemente y los acumulados. Se sabe además, que este grupo de enfermedades puede asociarse con otras manifestaciones autoinmunes, como artritis o dolor articular, lesiones en la piel, ojos, hígado o tromboembólicas, entre otras.


Estudios y tratamiento.


La ileocolonoscopia es el estudio estándar para llegar al diagnóstico. Mediante la misma se observa todo el intestino grueso y la primera parte del intestino delgado, pero, no obstante, no existe un solo método para diagnosticar las EII, sino que hay una conjunción de métodos, como si fuera el armado de un rompecabezas en el cual se van juntando varias piezas hasta intentar llegar a la certeza diagnóstica.


Al ser consultado el Dr. Toro al respecto, explicó: «Entre estas piezas está la biopsia, pero no es la única, hay otros indicios que hablan de una inflamación crónica y permanente que termina dañando el tubo digestivo».


«Se pueden hacer análisis de sangre para ver si hay signos de inflamación crónica, también un estudio de la materia fecal y todos los exámenes por imágenes que permiten ver las partes del tubo digestivo: ecografía, tomografía, resonancia magnética y la videocápsula endoscópica, esta última muestra las imágenes del intestino delgado que antes eran inaccesibles para explorarse en forma directa», agregó.


Para tratar las EII es fundamental un abordaje multidisciplinario, esto incluye medicación con antiinflamatorios de acción local, corticoides, y también la cirugía.


«Trabajamos en conjunto con cirujanos coloproctólogos, nutricionistas, psicólogos, enfermeras y enfermeros especializados en esta patología, un avance que se dio en los últimos años porque éstos profesionales son intermediarios entre el paciente y el médico y un gran soporte para abordar estas afecciones», aseguró el Dr. Toro.


En tanto, según el especialista, se utilizan terapias más modernas que incluyen los medicamentos biológicos que cambiaron el paradigma que se tenía respecto de la inflamación crónica porque son medicamentos generados por biotecnología a través de los cuales se bloquea una de las líneas de inflamación. «Estos medicamentos tienen la particularidad de que sirven para frenar las crisis de la enfermedad, el brote, pero también para mantener la enfermedad dormida, inactiva», manifestó.


El Dr. Toro manifestó también: «Estudios locales en consonancia con otros realizados en otras partes del mundo, muestran que sólo el 60% de los pacientes cumple los tratamientos de forma adecuada». «Hay que trabajar en la adherencia y en la difusión de este tipo de enfermedades poco frecuentes porque esto alerta a la población y a la comunidad médica en su conjunto para detectar temprano la patología, cuyos síntomas digestivos además de la calidad de vida ponen en riesgo la vida misma desde el punto de vista nutricional y otros déficits como la anemia, resecciones de intestino o perforaciones con necesidad de cirugía», culminó el médico.


Por su parte, Luciana Escati Peñaloza, presidenta y fundadora de la organización de pacientes Fundación Más Vida de Crohn & Colitis Ulcerosa, destacó que es importante conocer que la enfermedad inflamatoria intestinal afecta por igual a varones y mujeres, que nos es contagiosa y que cursa con una evolución crónica y de larga duración.


«Suele presentarse mayoritariamente alrededor de la tercera década de la vida, en adultos jóvenes, pero también nos consultan cada vez más familias con niños y adolescentes e incluso adultos mayores entre los 50 y 70 años», indicó.


Además dijo: «La adherencia a los tratamientos es fundamental, algo que no siempre ocurre debido a que la población más sensible a este grupo de enfermedades son personas jóvenes, que muchas veces cuando se sienten bien dejan de tomar la medicación que les permite evitar las crisis».


  


Fuente: CLG Noticias

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