18/11/2017

El Sumo Pontífice convocó por primera vez a miles de indigentes y pobres en el Vaticano para que participen el domingo a la Jornada Mundial de los Pobres.


Bajo el lema "No amemos de palabra sino con obras", el papa argentino quiere movilizar a los católicos para que ayuden a aliviar la pobreza y romper el círculo de soledad y abandono en el que muchos se encuentran atrapados.
 
"Conocemos la gran dificultad que surge en el mundo contemporáneo para identificar de forma clara la pobreza. Sin embargo, nos desafía todos los días con sus muchas caras", escribió el papa en junio en el mensaje con el que instituyó la jornada.


"Son caras marcadas por el dolor, la marginación, la opresión, la violencia, la tortura y el encarcelamiento, la guerra, la privación de la libertad y de la dignidad, por la ignorancia y el analfabetismo, por la emergencia sanitaria y la falta de trabajo, el tráfico de personas y la esclavitud, el exilio y la miseria, y por la migración forzada", enumeró.


"Qué lista inacabable y cruel nos resulta cuando consideramos la pobreza como fruto de la injusticia social, la miseria moral, la codicia de unos pocos y la indiferencia generalizada", reconoció.


 Unas 4.000 necesitados, provenientes de varios países de Europa, algunos acompañados por voluntarios, asistirán a la misa que el papa celebrará ese día en la basílica de San Pedro.


Entre ellos, unos 1.500 almorzarán luego con el papa en el aula Pablo VI, dentro del Vaticano. Un gesto que será repetido en diferentes seminarios y colegios católicos de Roma, donde se han organizado almuerzos para unas 2.500 personas.


El menú estará compuesto por diferentes platos tradicionales de la cocina italiana y la permanencia de los inusuales invitados del papa en el Vaticano contará con la animación musical de la banda de la Gendarmería Vaticana y el coro "Le Dolci Note".


Cambio de vida


Numerosas iglesias en todo el mundo han organizado también "actos concretos" de solidaridad con los pobres, donde ellos serán "los invitados de honor", como pidió el pontífice.


La jornada tiene como objetivo ante todo instar a los creyentes a que reaccionen contra lo que califica "la cultura del descarte y del derroche" y fomenten "la cultura del encuentro".


El primer papa latinoamericano, que conoce de cerca la pobreza y las consecuencias de las diferencias sociales, explicó que su invitación se extiende también a las otras religiones.


Desde que fue elegido pontífice en 2013, Francisco se ha comprometido a favor de "una iglesia pobre para los pobres", por lo que suele criticar la acumulación de riqueza en manos de unos pocos privilegiados y denunciar las crecientes desigualdades que se registran en todo el mundo.


"Si deseamos aportar efectivamente al cambio de la historia, generando un desarrollo real, es necesario que escuchemos el grito de los pobres y nos comprometamos a sacarlos de su situación de marginación", subrayó.


En octubre pasado, Francisco habló del hambre en el mundo desde la sede central de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma, donde denunció "la actitud de indiferencia -a nivel personal, de las instituciones y de los Estados- respecto a quien muere de  hambre o padece malnutrición, casi como si se tratara de un hecho ineluctable".


Según el último informe de la FAO, el hambre volvió a aumentar en el mundo, ya que afecta a 815 millones de personas, el 11% de la población mundial, un incremento debido en gran medida a la proliferación de conflictos violentos y de perturbaciones relacionadas con el clima.


El pontífice pidió un compromiso total con el desarme gradual y sistemático e instó a un cambio en los estilos de vida, el uso de los recursos y la producción y el consumo de alimentos con el objetivo de proteger el planeta.

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