08/09/2017

El Pontífice presidió una ceremonia religiosa ante más de 600.000 personas. Además mantuvo varias reuniones.


En la primera y multitudinaria misa de su viaje a Colombia, Francisco llamó este jueves a disipar “las tinieblas de la sed de venganza”, en un país que busca reconciliarse tras medio siglo de sangriento conflicto armado.


“También aquí, como en otras partes, hay densas tinieblas que amenazan y destruyen la vida (...): las tinieblas de la sed de venganza y del odio que manchan con sangre humana las manos de quienes se toman la justicia por su cuenta”, dijo el Papa ante cientos de miles de fieles en el Parque Simón Bolívar, de Bogotá.


El Papa, de 80 años, ingresó en el papamóvil semicubierto a este gran parque del Oeste de la capital colombiana, entre gritos y lágrimas de los fieles que lo esperaban desde el alba.


Antes de iniciar la misa, se detuvo a saludar y a acariciar a varios asistentes, entre ellos un grupo de niños discapacitados.


Con gabardina blanca para protegerse del frío y la humedad, Francisco advirtió también contra “las tinieblas de la injusticia y de la inequidad social” y de “quienes se vuelven insensibles ante el dolor de tantas víctimas”.


El Pontífice argentino llegó el miércoles para llevar a cabo su primera visita a Colombia, con un mensaje de apoyo a la paz tras el acuerdo firmado con la guerrilla comunista de las FARC y los diálogos con el ELN, el último grupo rebelde activo.


Los organizadores esperaban la asistencia de al menos 650.000 personas que fue superada en este gran parque de Bogotá, una ciudad de ocho millones de habitantes, para presenciar el acto central de la primera jornada de la visita papal.



Colombia, con 48 millones de habitantes, es el séptimo país del mundo con más católicos.


En el marco de su primera visita a Colombia centrada en el perdón y la reconciliación, Francisco renovó sin ambages su respaldo a Santos en la búsqueda de una “paz estable” para un país todavía amenazado por la violencia del narcotráfico y grupos de origen paramilitar. “Quise venir hasta aquí para decirles que no están solos, que somos muchos los que queremos acompañarlos en este paso”, declaró.


Entre los miles de fieles que se juntaron por la mañana de ayer en la Plaza Bolívar, en el corazón de Bogotá, no todos comulgan con la paz que apoya Francisco.


“No se me quita ese rencor de ver que las FARC hayan matado mucha gente”, dijo Luis Martínez, un contable de 63 años que trabajó en Villavicencio, una zona de conflicto que visitará Francisco para encontrarse con las víctimas.


Según él, el mensaje del Papa, “si sirviera en algo”, no calará en un amplio sector que rechaza las concesiones hechas por Santos a la guerrilla para que dejara las armas y pudieran hacer política, aun cuando está involucrada en delitos atroces.


De su lado, Santos, en su mensaje de bienvenida al Papa, destacó que Colombia es “el único país del mundo donde las armas se están cambiando por las palabras”. Pero “de nada vale acabar una guerra si aún nos vemos los unos a los otros como enemigos”, enfatizó antes de reunirse a puerta cerrada con el jefe del Vaticano.


Tanto las FARC como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) se han apoyado en la Iglesia Católica para negociar la paz. El segundo grupo, con fuertes raíces católicas y comandada hasta los noventa por un cura español, pactó su primer alto al fuego bilateral en medio siglo de alzamiento armado en vísperas de la llegada de Francisco.


Antes de su primer encuentro con los creyentes en un oficio religioso, habló a los jóvenes desde un balcón del Palacio Arzobispal, contiguo a la catedral y a la sede de gobierno.


Los vítores y aplausos hicieron emocionar al líder religioso de 80 años, ya famoso por sus llamados a la juventud a “hacer lío” y por su defensa del medio ambiente.


Algunos expertos destacan tempranamente que el Papa haya apelado a los obispos para ser agentes dinámicos en la causa de la reconciliación.


“El otro tema sobresaliente fue el énfasis en la Justicia con 'leyes justas' como la única manera de lograr una reconciliación duradera porque las grandes desigualdades socioeconómicas del país y de América Latina causan violencia”, expuso Andrew Chesnut, profesor de estudios religiosos en la Virginia Commonwealth University.


Esta visita tiene un alto contenido emocional y cumple una promesa que hizo Francisco a negociadores del gobierno y las FARC cuando visitó Cuba en 2015, en coincidencia con el prolongado diálogo entre las partes en esa isla caribeña.


Pidió a los jóvenes soñar “a lo grande”


“¡Atrévanse a soñar a lo grande!”, pidió este jueves el papa Francisco a los jóvenes desde Bogotá al tiempo que apeló a su capacidad de perdonar en un país dividido por décadas de conflicto armado.


“También vuestra juventud los hace capaces de algo muy difícil en la vida: perdonar. Perdonar a quienes nos han herido”, dijo a una multitud de jóvenes desde el balcón del Palacio Cardenalicio, contiguo a la céntrica catedral de Bogotá.


Francisco, frecuentemente interrumpido por los vítores de los cerca de 22.000 jóvenes que desde muy temprano llenaron la plaza frente al Palacio, les pidió también que “no le teman al futuro”.


“Que sus ilusiones y proyectos oxigenen Colombia y la llenen de utopías saludables”, clamó el Pontífice a los jóvenes, y les insistió en que “no se dejen robar la alegría ni la esperanza”.


Antes de su discurso, quebró el protocolo en su corto recorrido a pie hacia el palacio, donde se recogió a orar ante la Virgen de Chiquinquirá, se dejó tomar selfies, abrazó niños y bendijo a decenas de fieles.


Llamó a los obispos a servir con pasión


El Papa Francisco llamó a los miembros de la Iglesia Católica a “servir con pasión” y a contribuir en los “procesos de consolidación de la democracia política y social” de la región durante la reunión que sostuvo con los obispos miembros del comité directivo del Consejo Episcopal Latinoamericano.


El Papa consideró imperativo “superar el clericalismo que empobrece la identidad de los ministros ordenados” de la Iglesia y hacer fuerte presencia “allí donde vive el pueblo de Dios”.


“Si queremos servir desde el Celam a nuestra América Latina lo tenemos que hacer con pasión y hoy hace falta pasión. Poner el corazón en todo lo que hagamos; pasión de joven enamorado y de anciano sabio, pasión que transforma las ideas en utopías viables”, insistió.


 


Fuente: AFP - AP - DPA


 



 

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