15/08/2019

Una competencia particular con un desenlace insólito. El triatlón de Tokio, clasificatorio para los Juegos Olímpicos que se desarrollarán en la misma ciudad en 2020, tuvo sellos que lo marcarán para la historia: la prueba femenina debió abreviarse debido al agobiante calor, temperaturas superiores a los 30° y una altísima humedad, por lo que el recorrido fue recortado en cinco kilómetros; sin embargo, la definición descubrió una acción impensada, después de que las británicas Jessica Learmonth y Georgia Taylor Brown, que cruzaron primera y segunda la meta, fueran descalificadas por hacerlo tomadas de la mano. La victoria quedó para la bermudeña Flora Duffy, que arribó tercera y quien regresaba a la competición después de un año de inactividad, por lesión.


El parque Odaiba fue el escenario del circuito final, después de que las competidoras completaran los tramos de nado y de bicicleta. La sonrisa de las británicas Learmonth y Brown se desdibujó por completo, cuando a minutos del desenlace los oficiales de de la organización se ajustaron al reglamento de la Federación Internacional de Triatlón (World Trathlon) y las descalificara. La regla 2.11.f del reglamento establece que "los atletas que terminen en una situación de empate artificial, cuando no se hayan hecho esfuerzos para separar sus tiempos de finalización, serán descalificados".


Con la sanción, el triunfo recayó en Duffy, campeona del mundo en 2016 y 2017, que estuvo acompañada en el podio por la italiana Alice Betto y la británica Vicky Holland. La prueba le concedió la clasificación olímpica a Betto, Summer Rappaport (Estados Unidos), Laura Lindemann (Alemania) y Lisa Perterer (Austria), ya que las federaciones de esos países eligieron el test como primera criba rumbo a los Juegos de Tokio 2020.



"Es decepcionante lo que sucedió, pero tener a nuestras atletas entre las mejores cinco de la prueba enseña nuestro nivel", comentó Mike Cavendish, director nacional de deporte de alto rendimiento británico.


Rumbo a Tokio 2020, se presume que la prueba será muy exigente por las altas temperaturas, lo que provoca preocupación en la organización. Se estima, según los datos históricos, que la competencia podría desarrollarse con temperaturas de entre 32 y 36 grados. El circuito de nado, de 1,5 kilómetros, serán dos vueltas de 750 metros que se iniciarán en la playa de Odaiba -los competidores se dirigirán a la bahía de Tokio, rumbo a la isla Bird. Después de la transición en Seaside Park, realizarán ocho giros por los jardines de West Promenade, mientras que la carrera pedestre consistirá en cuatro vueltas que rodearán el parque, con la meta junto al borde de la bahía.

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