23/06/2018

Las diferencias irreconciliables entre el entrenador y sus dirigidos llegaron a un punto de no retorno y el lugar del técnico en el banco de suplentes de la selección argentina ante Nigeria estuvo en serio riesgo, hasta que entró en acción el presidente de AFA, Claudio Tapia, para sostenerlo en el cargo, aunque sin certezas respecto del plano de autoridad que podrá ejercer sobre los futbolistas.


Las versiones cruzadas con información sobre las internas que por estas horas tienen en llamas la vida íntima del seleccionado argentino en Bronnitsy tuvieron hoy distintos capítulos, desde que los jugadores la habían solicitado al técnico que diera un paso al costado para eventualmente ser reemplazado por el secretario técnico Jorge Burruchaga, algo que en realidad venía rebotando desde el jueves, hasta que los jugadores habían tomado el mando del equipo y lo armarían en función de los históricos de esta generación que ya vio pasar por sus manos a varios entrenadores.


Sin tiempo para analizar demasiado la situación sino a través del desmadre en que había caído la organización interna del seleccionado argentino, el presidente de AFA, Claudio Tapia, tomando también algunos consejos recibidos desde Buenos Aires, decidió salir a la palestra para evitar un papelón internacional, en algún punto parecido a lo ocurrido con el español Julen Lopetegui un día antes del comienzo del Mundial, aunque con un contenido de disímiles características.


"Chiqui" actuó de mediador entre el técnico y los jugadores, aunque no ya para limar esas diferencias que ya no tienen marcha atrás, sino para atenuar el temporal y evitar el escarnio público, aunque para adentro las cosas sigan igual de mal.


Por eso, afrontando el principio de autoridad que conlleva su cargo, Tapia ratificó en su puesto a Sampaoli (cuando lo presentó en sociedad, dijo de él que la selección tenía "al mejor técnico del mundo"), que estará en el banco de suplentes ante los nigerianos, pero hasta ahí nomás.


Según fuentes consultadas por Télam, no es seguro aunque se niegue en otros ámbitos, que el técnico pueda ejercer sus funciones en los próximos días sin el condicionamiento del plantel, cuando su autoridad está absolutamente devaluada.


Todo esto generó entonces un gran desconcierto en el resto del cuerpo técnico, numerosos por cierto (13 integrantes) que acompaña a Sampaoli en Rusia, ya que por efecto cascada estos entuertos también les dificultarán el trabajo diario.


Y en el entre tanto el pus que generó con el tiempo esta infección parece a punto de saltar, ya con esta generación a punto de extinguirse y que, en esta instancia final pone blanco sobre negro respecto de la influencia que tuvo sobre cada entrenador que paso por el seleccionado argentino y se terminó yendo anticipadamente y en situaciones nunca aclaradas.


La leyenda del "club de amigos de Lionel Messi" tomó entonces visos de realidad, aunque los damnificados, en este caso cada técnico que los dirigió desde Alfio Basile para acá, por códigos en algunos casos, y para no enfrentarse con el mejor del mundo en otros, nunca quisieron corroborar.


Pero si en el entrenamiento de hoy ya se observó a los jugadores bien lejos de Sampaoli y solamente a uno de sus ayudantes, Lionel Scaloni, haciendo de nexo entre ambos, es un gran interrogante que puede suceder mañana, cuando se realice el entrenamiento más fuerte que se puede hacer en estos pocos días de preparación antes del cotejo con los nigerianos, que en el último amistoso, con Sampaoli en el banco y Messi en la tribuna, terminaron imponiéndose por 4 a 2.


En definitiva, el clima para esta definición mundialista anticipada es el peor. En la selección argentina reina tristemente hoy un verdadero caos. Y al fin y al cabo, los que más lo sufren son los hinchas, los de allá y los miles que hicieron el esfuerzo de venir hasta acá. Por eso, hoy más que nunca, el final está anunciado. Sampaoli sigue, y los jugadores también, pero cada uno por su lado. Messi, en tanto, se prepara para celebrar mañana su cumpleaños número 31.

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