26/05/2017

El documento atribuye una gran importancia a la seguridad en internet.


Los líderes del G7 reunidos en la ciudad siciliana de Taormina firmaron este viernes una declaración “sobre la lucha contra el terrorismo y el extremismo violento” que atribuye una elevada importancia a la seguridad en internet.


El documento se presentó como un compromiso tras el reciente atentado perpetrado en la ciudad inglesa de Manchester.


Además de los líderes del G7 (Italia, Francia, Reino Unido, Alemania, Japón, Canadá y Estados Unidos), el acuerdo también fue firmado por los presidentes de la Comisión y del Consejo Europeo, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk.


Bajo estrictas medidas de seguridad y vigilados por casi 10.000 agentes, los jefes de Estado de los siete países más industrializados del mundo iniciaron este viernes, en la ciudad italiana de Taormina, la 43 cumbre del denominado G7, la primera del mandatario estadounidense, Donald Trump. el encuentro estará marcado por la “lucha contra el terrorismo” a menos de una semana del ataque que dejó 22 muertos en un recital para jóvenes en Manchester, Inglaterra.


Con el lema “Construir las bases de una confianza renovada”, Trump y sus pares de Canadá, Justin Trudeau; de Japón, Shinzo Abe; de Francia, Emmanuel Macron; de Reino Unido, Theresa May; de Alemania, Angela Merkel, y el local Paolo Gentiloni debatirán una diversidad de temas sobre los que no hay un consenso homogéneo.


La reunión, en una Taormina blindada para la que será además la primera cumbre de G7 de Gentioni, May y Macron, está cruzada por “llevar la lucha contra el terrorismo a un nivel más alto”, afirmó en la previa de la cumbre el premier italiano.


“Queremos resultados. Habrá una discusión sobre temas que interesan a toda la humanidad, como el cambio climático, el comercio, las migraciones, la relación con África. No será una discusión simple, pero Italia, que hospeda la cumbre, buscará volverlo útil y hacer converger las posiciones”, agregó Gentiloni en un videomensaje antes de la reunión que concentra al 32,2% del PBI mundial.


La posibilidad de levantar las sanciones a Rusia, suspendida en 2014 de lo que hasta entonces era el G8, será otro de los temas de discusión, aunque sin “una opción al momento” y con “varias opciones”, aseguró el asesor económico de la Casa Blanca Gary Cohn al llegar a Taormina.


La decisión de la administración Trump de revisar el denominado acuerdo de París sobre cambio climático por considerarlo “muy costoso” para la principal economía del planeta es uno de los obstáculos para alcanzar acuerdos en esa dirección.


Según supo Télam en Roma, algunos puntos que sí formarán parte de los diálogos son la crisis de los migrantes y refugiados, con especial interés italiano, la ciberseguridad, en aumento tras el ataque global no identificado de la semana pasada y una “agenda social” en la que la denominada “seguridad alimentaria” puede tener un rol cohesionador.


La cumbre, originalmente pensada para Florencia, se desarrolla en Taormina por una decisión del anterior premier italiano en octubre de 2016 de “dar visibilidad” al sur del país, “desterrar” los prejuicios sobre las mafias en la isla siciliana y “poner en primer plano” la problemática de los migrantes.


En una cumbre con dos mujeres entre los siete gobernantes participantes, la desigualdad de género será otro tema que puede tener relevancia en la declaración final, así como la convocatoria a hacer de la innovación “una fuente de prosperidad y de crecimiento inclusivo”.


Además de los siete jefes de Estado, estarán también el secretario general de las Naciones Unidas Antonio Guterres, y los responsables del Cosejo Europeo Donald Tusk y de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el primero en parafrasear al papa Francisco este viernes al pedir “construir puentes y no muros”.


Religión y delincuencia, las caras de la influencia iraní en América Latina


La operación de la organización islámica Hezbollah en la región es parte integral de la estrategia de Teherán y depende del apoyo iraní, según un informe.


El presidente Hassan Rouhani pasa por delante de un cuadro del líder supremo iraní Ayatollah Ali Khamenei. Foto: EFE.


Mientras los “misioneros” iraníes ganan almas para el chiísmo incluso en países como Perú, Cuba y Costa Rica, donde antes prácticamente no había musulmanes, Hezbollah está metido de lleno en el tráfico de drogas, el contrabando de cigarrillos y otras actividades delictivas en América Latina.



Ese es el panorama que el italiano Emanuele Ottolenghi, especialista en financiación de grupos terroristas y delictivos, describe en un informe recientemente presentado ante un subcomité del Senado de Estados Unidos dedicado entre otros temas al Hemisferio Occidental y al Crimen Transnacional.


Ottolenghi, miembro de la Fundación para la Defensa de las Democracias, con sede en Washington, habló con la agencia de noticias EFE de las “Influencias externas emergentes en el Hemisferio Occidental”, como se titula su análisis, centrado en el régimen iraní, el grupo chiita libanés Hezbollah y las actividades de ambos en América Latina.


Para Ottolenghi, no cabe duda de que “hay muchos puntos de contacto” entre el régimen iraní e Hezbollah también en América Latina, dice en una entrevista telefónica con EFE.


En el informe se afirma que, “de hecho, la operación de Hezbollah en América Latina es parte integral de la estrategia de Teherán y depende del apoyo iraní”, un apoyo que el grupo chiita paga “proveyendo ayuda a las operaciones iraníes cuando se necesita”.


Aunque Irán ha tratado de exportar su revolución a América Latina desde los años 80, como medio de azuzar los sentimientos anti-estadounidenses y desafiar la influencia del “imperio”, “el punto de inflexión” fue la amistad que el fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, tuvo con su colega iraní, Mahmud Ahmadineyah, extendida luego a otros presidentes latinoamericanos.


Chávez le permitió usar a Venezuela para burlar las sanciones estadounidenses contra Irán, señala.


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Sin embargo, los intentos de exportar la revolución iraní de 1979 a América Latina son muy anteriores y estuvieron a cargo de “misioneros” como Moshen Rabbani, quien llegó en 1983 a Buenos Aires, de donde salió unos años después del segundo gran atentado contra intereses judíos en Argentina, perpetrado en 1994 y del que hoy es considerado uno de los responsables.


Desde la ciudad iraní de Qom, Rabani sigue dedicado a dirigir la red misionera en América Latina, que ya no solo tiene mezquitas y centros en Argentina, Brasil y Venezuela, sino en países sin comunidades musulmanes previas, como Perú, Cuba y Costa Rica.


Ottolenghi destaca que el centro chiita de Abancay (Perú) acoge ya a 100 conversos y que algunos de los nuevos musulmanes latinoamericanos son enviados a Irán a formarse como clérigos para que sigan diseminando la semilla del chiísmo en la región.


El acento del apostolado está puesto en la justicia social, para lo cual convierten a Hussein, el imán descendiente de Mahoma al que los chiítas consideran su líder histórico, en una especie de Che Guevara, dice Ottolenghi.


“Irán sigue viendo a América Latina como un lugar de expansión ideológico-religiosa“, afirma para señalar después que la red de centros misioneros iraníes en la región no solo dispensan servicios religiosos, sino “adoctrinamiento” y “radicalización”.


En cuanto a Hezbollah, que desde 1997 está en la lista de organizaciones terroristas extranjeras de Estados Unidos, indica que está convirtiéndose en un actor principal de la delincuencia organizada en América Latina.


La Unión Europea considera al brazo armado de Hezbollah organización terrorista, pero no tiene en la lista a la rama política.


A juicio de Ottolenghi, a Hezbollah ya no le basta con el dinero iraní. “Se ha hecho más grande y necesita generar mucha plata para cubrir sus necesidades”, subraya.


El grupo libanés ve a América Latina como una fuente de financiación alternativa desde hace décadas, pero en los últimos tiempos ha habido un cambio en sus actividades.


Según Ottolenghi, comenzaron ayudando a los “narcos” y otros delincuentes a lavar el dinero negro, pero ahora la droga, mayormente cocaína y en menor volumen metanfetamina, que reciben como pago por ello, la distribuyen y venden globalmente, especialmente en Europa, Oriente Medio y África.


Además también aportan precursores y otros materiales para la elaboración y “hasta hay indicios de laboratorios de droga bajo control de Hezbollah”, señala.


La Triple Frontera, un enclave en el que confluyen Argentina, Brasil y Paraguay, es donde Hezbollah tiene sus principales redes de apoyo logístico y financiero en América Latina.


Paraguay es el centro financiero por excelencia para Hezbollah, señala Ottolenghi, en cuyo informe destaca que la corrupción existente en organismos de aduanas y otros en países de América Latina ayudó a la expansión del grupo en la región.


 


 


Fuente: Télam - EFE

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