05/12/2016

Las cenizas del jefe de la Revolución, que desafió a Estados Unidos, descansan en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba. La urna fue puesta por su hermano Raúl dentro de una piedra ovoide con una placa de mármol.


Cuba entró en la era post Fidel Castro. El líder de la Revolución que desafió a Estados Unidos y convulsionó a América Latina fue enterrado ayer tras una semana de multitudinarios homenajes.


Los restos de uno de los protagonistas del último siglo, que gobernó con mano de hierro durante casi 50 años, reposan ya en el cementerio Santa Ifigenia en Santiago de Cuba.


La urna con las cenizas fue puesta dentro de una piedra ovoide con una placa de mármol verde oscuro en la que se lee en relieve: Fidel.
“No hubo discurso, fue muy sobrio, sólo las cenizas fueron enterradas ante la familia, miembros del gobierno y funcionarios”, dijo la número tres del gobierno francés, la ministra de Medio Ambiente, Segolene Royal, una de las invitadas extranjeras.


Fidel Castro, quien falleció el 25 de noviembre a los 90 años, fue enterrado junto al mausoleo del héroe independentista cubano José Martí. Salvas de cañón sonaron en La Habana al inicio de los funerales.


Así finalizó una semana de multitudinarios tributos al exguerrillero barbudo que montó un régimen comunista a menos de 200 km de Estados Unidos y fue implacable con los opositores.


Al grito de “Yo soy Fidel”, millones de cubanos le rindieron homenaje en las calles y plazas y al paso de la caravana con las cenizas, que recorrió la isla desde La Habana hasta Santiago.


A partir de ahora Cuba abre una nueva página sin Fidel Castro, quien deja un legado que desata tantos odios como amores. Muchos lo recuerdan como el hombre que universalizó la salud y la educación gratuitas en la isla, pero otros como el dictador que envió a la cárcel o al exilio a cualquiera que se le opusiera.


“El duelo termina, lo que no termina es lo que dijo (Fidel), lo que nos enseñó. A partir de mañana es otra Cuba, pero que sigue por lo mismo”, señaló José Luis Soria, un reciclador de 42 años.


Muchos cubanos creen que la isla mantendrá el rumbo que trazó Fidel Castro y que ha prometido continuar su hermano Raúl.


“Todos los cubanos tenemos confianza en Raúl. Y después de él, hay otros”, aseguró Daniela Lozano Diaz, una ama de casa de 52 años, quien asegura tener a Fidel “en el corazón”.


¿Un futuro sin cambios?


Raúl Castro, que gobierna desde 2006, estará al frente de la isla hasta febrero de 2018, aunque después mantendrá su máximo cargo en el Partido Comunista de Cuba.


El sábado, durante el último acto de masas en memoria del histórico dirigente, el presidente juró que defenderá la revolución socialista.


“Ante los restos de Fidel (...) juramos defender la patria y el socialismo”, proclamó emocionado el mandatario de 85 años.


Sin apartarse del régimen de partido único, Raúl Castro está empeñado en una serie de reformas para oxigenar el modelo de corte soviético mientras avanza en el proceso de acercamiento con Estados Unidos iniciado en diciembre de 2015.


La cauta y lenta apertura ha permitido que los cubanos trabajen por cuenta propia en algunas actividades, viajen fuera del país libremente (a excepción de los médicos), y llegue más inversión extranjera.


“A corto plazo, probablemente no habrá muchos cambios en Cuba, tras la muerte de Fidel. Habrá mucha cautela, especialmente con el próximo gobierno de (Donald) Trump en Washington”, opinó Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano en Washington.


Sin Fidel, “Raúl tendrá más margen de maniobra para tomar decisiones. Ya no necesitará la aprobación de su hermano mayor”, añadió.


Un hombre que superó 600 intentos de asesinato


Puros envenenados, caracolas con explosivos, un traje de buzo contaminado: la imaginación de la CIA fue muy fructífera en sus intentos de asesinar al líder cubano, Fidel Castro.


Castro indicó que él había sido blanco de unos 600 intentos de asesinato, con lo que podría competir en un récord Guinness, pero todo indica que el líder cubano, de 90 años, falleció por su edad avanzada.


Documentos de la CIA y un informe del Comité del Senado presidido por el congresista demócrata Frank Church en 1975 revelan conspiraciones muy creativas y sofisticadas aunque muchas “no salieron de la fase del laboratorio”. El Comité Church señaló que desde marzo a agosto de 1960, “la CIA evaluó planes para minimizar el carisma de Castro saboteando sus discursos”.


Una idea que se manejó fue esparcir con aerosol un químico similar al LSD en el estudio de grabación de Castro, pero el plan fue rechazado. La idea era mostrar a los cubanos que su líder había perdido la razón, de esa manera dejarían de confiar en él.


Quizá uno de los atentados más peculiares que se planificaron en su contra fue dirigido contra su barba, icono de los revolucionarios y considerada un elemento importante de su magnetismo.


La CIA contempló poner sal de talio en sus zapatos, de manera que al ser absorbido o inhalado, provocaría la caída del vello. Caída la barba, caería el magnetismo. Pero el plan tampoco prosperó.


El informe del Comité Church encontró "evidencias concretas" de que hubo al menos "ocho intentos concretos de la CIA de asesinar a Fidel Castro desde 1960 a 1965".


Conocida la afición de Castro por el tabaco, una caja de los puros favoritos de Castro fue tratada con “toxina botulínica letal tan potente que mataría a cualquier persona con tan sólo poner el cigarro en la boca”, dijo el Comité.


Los puros fueron entregados a una persona sin identificar en Febrero de 1961, pero “el informe no dice si finalmente se buscó llevar los cigarros a Castro”.


 


 


Fuente: AFP

DEPORTES